Damas de la aristocracia, arribistas, hombres políticos, criminales de alto vuelo, periodistas, actores, nobles decadentes, prelados, artistas e intelectuales -auténticos o supuestos- tejen la trama de relaciones inconsistentes, todos envueltos en una Babilonia desesperada que se agita en los palacios antiguos, las inmensas villas, las terrazas más hermosas de la ciudad. Todos están allí. Y no tienen el mejor aspecto. Jep Gambardella, 65 años, escritor y periodista, indolente y decepcionado, la mirada perpetuamente empapada de gin tonic, asiste a este desfile de una humanidad hueca y descompuesta, poderosa y deprimente. Una atonía moral que da vértigo. Y en segundo plano, Roma, el verano. Espléndido e indiferente. Como una diva muerta.