Marta de la Serna, Bibliotecaria cimarrona, y cuidado que nadie se confunda que no es por asilvestrada, sino por indómita y valiente.
Lo mismo se lanzaba a catalogar lo que nadie se atrevía en otros tiempos; que ahora se lía la manta a la cabeza y lleva adelante mil proyectos en Infobibliotecas. Tiene una agilidad sajando problemas que ni Uma Thurman cercenando miembros con la catana en Kill Bill. Pero el traje de mujer fatal se le desajusta al momento: su risa contagiosa, su gracia y sus rizos saltarines: te enganchan y hacen que pierda toda la credibilidad que pudiera tener como asesina a sueldo.
Marta de la Serna,